¿Dónde está la Universidad?

Bolonia, Bolonia y más Bolonia. En el último par de años, el discurso de la Universidad se ha Boloñizado hasta límites insospechados. Y con la Universidad “a la Boloñesa”, pasa como con la pasta a la Boloñesa, casi nadie tiene 100% clara la receta, y se le llama Bolonia a cualquier cosa que pueda interesar. Que tengo un par de pimientos rojos en la nevera, pues se pican y se añaden a la salsa. Total, el resultado va a ser parecido…
Y luego las cosas no son tan parecidas. Las Universidades han Boloñizado a su antojo y en función de sus intereses, generando cierto miedo, desconcierto y muchas inquietudes entre los alumnos. Y la realiad es que Bolonia es bien simple, presenta una receta bastante adaptable pero sencilla, que no debería alarmar a ningún alumno si se implantara sin segundos intereses.

Lo peor de todo es que con todo este proceso de Bolonia, la Universidad parece haberse olvidado de todo el resto de gustos y sabores. Ya no valen ni la Carbonara ni la Napolitana, ni siquiera una simple pasta con ajo y aceite. Y esto es grave, porque la Universidad es algo más que Bolonia y el proceso que se nos viene encima. Realmente, la Universidad es bastante más de lo que viene siendo. Aprovechando el proceso de convergencia, muchas Universidades se han aficionado a vendernos el acercamiento a las empresas enmascarando la transformación de la Universidad en una serie de academias técnicas o escuelas de Formación Profesional. Y está muy bien el acercamiento Universidad-Empresa, pero hay muchas formas de acercarse y muchas cosas que ganar y perder.

Con el actual acercamiento simplista, las Universidades tratan de formar en tecnologías “bajo demanda” en función del mercado laboral, olvidándose de sus otras misiones. Y es que la Universidad también solía ser un foro de eterno cuestionamiento de la realidad y los problemas que atañen al país, y eso no solo se ha perdido, si no que también se ha olvidado. Resulta triste que se cuestionen más temas de interés en bares y discotecas que en las propias Universidades, reducidas a guarderías para adolescentes en las que se les presupone poco interés por el mundo que les rodea, algo que está muy alejado de la realidad, algo que descalifica, sin palabras, a los jovenes de este país que se ven encasillados en un perfil que no les define correctamente, pero sin muchas opciones para demostrarlo.

Debemos hacer lo posible para recuperar este foro de crítica y evaluación para la juventud. El sistema educativo ofrece muchas oportunidades para cualificar a las personas en las tecnologías y competencias que requieren las empresas, y no todas estas oportunidades pasan por la Universidad. Los ciclos de Formación Profesional deberían ser la fuente principal de profesionales de este país, formando todavía más técnicamente a los profesionales, y dejando a la Universidad otra serie de interés que ni son más importantes ni menos que los que se atañen en la FP, símplemente distintos. Como Sociedad deberíamos tratarnos de esta “titulitis” exacerbante que nos ha nublado el raciocionio durante años, provocando la generación de parados más cualificados de la historia de España, y probablemente de Europa.

Y como bien diría algún romano, “a la FP lo que es de la FP, y a la Universidad lo que es de la Universidad”.