Lo que no quiero
Siempre he pensado que no merece la pena estar todos los días dándole vueltas a tu futuro, y a lo que quieres o no quieres en la vida, pero siempre hay 2/3 momentos a lo largo del año donde acabo dedicando unas horas a relajarme y reflexionar a medio/largo plazo sobre dónde estoy, qué estoy haciendo, qué quiero hacer, dónde me veo en un par de años, etc. Y por lo general siempre consigo conclusiones “positivas” en el sentido de sacar en claro lo que quiero hacer en los siguientes meses, pero las “negativas”, más centradas en dónde no quiero estar, lo que no quiero hacer y en qué no quiero convertirme, a veces son una herramienta todavía más fuerte para lograr mis objetivos.
Después de mi última “jornada de reflexión”, he sacado en claro “lo que no quiero” en mi vida a medio/largo plazo (y seguramente para nunca):
- No quiero un trabajo de funcionario, ni nada que se lo asemeje, ya que no quiero perder la ilusión por lo que hago, las ganas de despertarme en mitad de la noche a escribir o programar un rato, la ilusión por las pequeñas tareas dentro de los proyectos que me emocionan. De hecho tengo claro que conseguiremos sacar adelante SGP/Wipley, y me muero por dedicar mi vida a este proyecto, y a otros que saque/saquemos en el futuro. La vida de emprendedor es como una noria, llena de altibajos, con un camino que nunca está claro del todo, pero es tan gratificante en algunos aspectos que merece la pena dejarse la piel en sacar tus propios proyectos.
- No quiero investigar en cosas que no sirven para nada, cada día más necesito investigar en cosas mucho más aplicadas, tratando de resolver preguntas que no solo me hago yo, o bien problemas que pueden ser aplicables a otras áreas. Cuando comencé a investigar, me decanté por una de las áreas que más me gusta, el Aprendizaje Automático, pero con el tiempo me di cuenta que acababa haciendo investigación casi fundamental que, además, no tenía claro que fuera de interés “real” para nadie. Me preocupaba por mejorar pequeños porcentajes de un algoritmo de aprendizaje automático a costa de importantes perdidas en la eficiencia. Ahora lo tengo mucho más claro y disfruto mucho más, detectando problemas y tratando de hayar soluciones a los mismos, pero en entornos reales.
- No quiero que mi vida profesional enturbie mi vida personal. Y con esto no digo que no le dedique muchas más horas de las que le debería dedicar a mi trabajo. Desde hace algún tiempo he aprendido a sacar tiempo “de calidad”, para estar con mi pareja y con mi familia y amigos. Hace algunos años me costaba demasiado desconectar del trabajo, sacar un par de horas al día para estar con alguien sin pensar en que debería estar haciendo otras cosas. Con el paso del tiempo he aprendido que mejorando la gestión del tiempo, y aprendiendo a desconectar, al final tanto la vida personal como la profesional se ven fortalecidas. Para investigar, para emprender, o para cualquier trabajo, no hay que renunciar a tu familia y amigos, ya que tu estabilidad emocional es uno de los pilares del rendimiento en el día a día; una cabeza “saneada” ayuda a enfrentarte a cualquier problema y situación que te encuentres.
- No quiero que las opiniones de los demás “enturbien” más de la cuenta mi (nuestro) propio juicio. Esto es algo que he aprendido recientemente, gracias a tratar de sacar adelante nuestra empresa. Acabas hablando con mucha gente, recibiendo mucho feedback que te llega en cualquier momento, y te pilla en estados emocionales muy diversos. Hay que aprender a ser crítico contigo mismo, pero también crítico con las críticas que te hacen, para no acabar dando tumbos y replanteándote tus ideas y tu estrategia cada dos por tres. Hay que saber escuchar, recibir bien las críticas, pero también tener claro hacia donde quieres ir. El tener “cracks” en algunas áreas concretas a tu alrededor también te ayuda a filtrar las críticas, a coger fuerzas, y a enderezar los puntos flacos de tu proyecto. En el caso de nuestra empresa, ahora estamos en un punto en que parte de nuestra estrategia vuelve a estar más enfocada a cómo estaba en un principio, pero nos ha costado un tiempo de tropiezos volver a llegar a esta situación, y también saber enfocar de forma más clara el hacia donde vamos, que parece que es algo que siempre tienes claro, pero la realidad es que nunca está tan claro como te piensas.
- Y sobre todo no quiero perder la ilusión, que es algo que siempre me mueve y me motiva. La ilusión por sacar adelante los proyectos propios, por sacar adelante la empresa, por ver bien a mi pareja y familia. Y para mantener la ilusión no hay nada mejor que compartir algunas ilusiones con buenos amigos y cracks en lo que hacen, como con tu familia y amigos.