Sociedades carcelarias y demás prostituciones
Naces y enseguida tus padres ponen un objetivo sobre ti: “Mi hijo será un buen abogado, como su padre”, “Mi hija se casará con un alto cargo que la quiera, la cuide y la mantenga” o cualquier mamarrachada similar. Por regla general no se dice nada como “Mi hijo decidirá su futuro, solo espero que sea feliz” y mucho menos “Mi hijo será un don nadie que vivirá feliz porque su objetivo puede que sea otro que el de ser alguien importante”.
Estas primeras ideas o frases paternas parecen no tener mucha importancia pero, a largo plazo, son el comienzo de la entrada en la sociedad carcelaria. Desde que nacemos estamos predestinados a tener que convertirnos en algo importante para la sociedad. Los don nadie no son bien recibidos y si tu objetivo en la vida es disfrutar sin convertirte en un alto cargo, vivir con poco dinero o cualquier cosa similar, entonces eres automáticamente borrado del sistema.
Lo peor llega cuándo empiezas a trabajar. Tu primer sueldo empieza a posicionarte en un estrato de la sociedad y con ello llegan las necesidades creadas. Un buen coche, como el de la gente del trabajo, una casa apropiada, ropa adecuada, relojes, etc. Llega un punto en el que tienes que seguir trabajando en lo que estabas trabajando, aunque no te guste, únicamente por mantener el ritmo de vida que llevas. Eso es la mayor carcel, porque no te permite hacer lo que quieres, no te permite descubrirte, no te permite mejorar en otros aspectos de tu vida.
¡Escapemos! escapemos de la sociedad, seamos don nadies que saben disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, seamos trotamundos de las ilusiones, persigamos nuestros sueños y no los sueños que nos han impuestos.