Barack Obama for President

Si bien, en su día, no voté en las elecciones generales de España, si fuera americano, además de ser demócrata, votaría tanto en las primarias como en las posteriores elecciones generales. Y el voto lo tendría muy claro: Obama.
Para empezar, en el discurso en el que Barack Obama anunció su candidatura (02/10/2007) dejó bien clara su postura con respecto a la línea que tenía que seguir EEUU en cuánto a la educación y el progreso: “Dejadnos ser la generación que reestructure nuestra economía para competir en la era digital. Permitidnos establecer altos estándares para nuestros colegios y darles los recursos que necesiten para tener éxito. Recrutemos un nuevo ejército de profesores a los que paguemos mejor y demos un mayor soporte. Hagamos que la universidad sea más asequible, invirtamos en investigación científica, y tiremos líneas de banda ancha por las ciudades y pueblos de la América rural.”

Toda una declaración de intenciones en sintonía con las necesidades de su país. Además de esto, Barack parece mucho más decidido a la diplomacia que a las guerras sin cuartel y sin sentido que, hasta ahora, América había establecido por meros intereses económicos: “EEUU necesita combatir no vociferando ni intimidando, sino con diplomacia firme y alianzas sólidas”. Obama pretende cambiar la política de alianzas de la actual casa blanca que, a su juicio, “juzga a sus aliados en función de si respaldaron o no la agenda de Bush”.

Tengo claro que ningún político es 100% confiable. El poder y el dinero incitan a la corrupción y, por regla general, los ideales de cualquiera tienen un precio. Aún así, Obama me parece una apuesta muy fresca que puede beneficiar, y mucho, a los EEUU y también al resto de naciones que, muchas veces, nos vemos más o menos favorecidas en función de nuestras relaciones con países tan poderosos como los EEUU.