El "rombo" de la crisis
Hoy me ha pasado una cosa que me ha hecho “revolver” otras cosas que también me han pasado estos días y me ha hecho plantearme algunas cosas con mayor profundidad. Después de las “IV Jornadas de Informática”, me he decidido a tomarme un par de días “libres”, y digo “libres” porque lo que estoy haciendo es tomarme parte del día para dedicar unas horillas a mi mismo, y después currar en Wipley (y cerrar algunos asuntos de la uni) desde casa. Después de ir al notario por la mañana con Frankie y Borja, me he ido al centro de Madrid a mirar unas cosillas y comprarme unos CD’s de música, y luego he quedado a comer con mi amiga Trizia, que con tanto jaleo apenas la veo. Al salir del Fnac, mientras me dirigía a Fuencarral a ver a Trizia, se me ha acercado un mendigo con una expresión realmente cansada, que mostraba derrotismo. No me ha pedido dinero, lo típico, símplemente me ha pedido que le invitara a un café, que estaba muerto de frío y, según él, no comía desde hacía un par de días. Con estas cosas nunca se muy bien que pensar, pero al ver su expresión no podía hacer otra cosa que pensar en que realmente esa persona estaba necesitando ayuda. La verdad que no me quedaba mucho dinero (de hecho después de montar Wipley y el viaje por San Francisco y Corea, me quedan unos pocos euros entre todas mis cuentas), pero me he sentido muy hipócrita de pensar en mi mismo, después de haberme comprado una PS3 hace poco, y de salir de comprarme unos discos que “no necesitaba”. Le he dicho que le invitaba a comer, y sorprendentemente me ha dado un abrazo mientras se le caían algunas lágrimas de la alegría. Entre el bocata, el café y unos euros que le he dejado después, apenas me he gastado 10 euros, y he sentido que hacía lo correcto, algo que en cierta manera “me jode”, porque una ayuda puntual tampoco es algo que me haga sentirme realmente bien, viendo que hay gente que se muere de hambre todos los días, y ya no en África o en algún lugar remoto del mundo, si no delante de nuestras narices.
Al irme, recordé las palabras de un amigo mío el otro día, que me decía que ya no dejaba propina en los bares por culpa de la crisis. Le estuve dando algo de “caña”, porque me parecía hipócrita que referenciara la crisis cuándo el sigue ganando lo mismo, con su trabajo fijo, y sus gastos no han aumentado. Es una persona que ha conseguido una vivienda de protección oficial hace unos meses, y está pagando una verdadera miseria por un bajo con jardín en una zona residencial. Yo le planteaba que si sus ingresos son los mismos, y que sus gasos fijos también, ¿en qué le afectaba la crisis? Me reconocía sin más tapujos que realmente la crisis no le afectaba (de hecho los precios de muchas cosas han bajado, por lo que hasta “le viene bien”), pero que “aprovechaba” la situación para tener una excusa para no dejar propina.
Ahora bien, ¿qué pasa con las personas que realmente tienen unos sueldos bajos y viven en gran medida de las propinas? Si todos empezamos a no dejar propinas, llevamos a estas personas a una situación todavía más complicada. Si ya vives al borde del precipicio, y la gente te va empujando al reducir tus ganancias, ¿a dónde vas a parar? Sin tener datos concretos, imagino que mucha gente hará lo mismo a la hora de dar limosna a los mendigos y personas necesitadas, por lo que estas personas que prácticamente están en el limbo, están siendo condenadas más que nadie en estos momentos de tensión económica.
Con todo esto, ¿por qué el rombo de la crisis? Inicialmente empecé a pensar en una pirámide económico-social. Muy pocas personas ricas en la cumbre de la pirámide, y debajo de ellas, a cada nivel más personas con menor poder adquisitivo. Sin embargo, gracias a que vivimos en un pseudo-“estado de bienestar”, la pirámide no refleja correctamente la estructura social actual. Dándole vueltas al tema, se me ocurre más bien un rombo, dónde la parte más ancha del mismo, el centro, está ocupada por las personas de la clase media, para arriba los más ricos y, para abajo los más pobres. Seguramente este rombo esté “cortado” por debajo, tal y como muestra la siguiente figura:
Al final existe una dependencia entre los distintos estratos, de la siguiente manera:
Cuánto más arriba en “el rombo”, más rico y generas más dependencia hacia debajo. Los que están en la cumbre, son las grandes fortunas que suelen estas asociadas a grandes tejidos industriales (p.e. Inditex). Una persona de la clase media, depende de los “más ricos”, ya que sin ellos puede perder el empleo, y genera dependencias hacia debajo, ya que consume servicios de otras personas (compra el periódico, va a un bar, deja propinas, limosna, etc.). Lo que importa de todo esto es que las personas que están más abajo en esta representación, acaban siendo las más dependientes de todas las que están arriba y, si la crisis nos afecta a todos, a ellos a la enésima potencia. Creo que debemos ser conscientes de esta situación, ya que si bien pedimos al gobierno que intervenga para mejorar la economía, debemos pedirnos a nosotros mismos que, a nuestro nivel, intervengamos en la economía del día a día, tratando de no ser extremistas y de aportar lo posible para que el microcosmos económico de nuestro alrededor no se deshaga todavía más.
Siento la divagación, pero necesitaba “soltarlo” 🙂