Historia del Copyright en EEUU

En 1831, se produjo la primera extensión del Copyright en Estados Unidos, pasando de 14 años a 28, más otros 14 adicionales al pedir una prórroga. Además, establecía cláusulas adicionales según las cuales, si un autor fallecía durante ese periodo, los derechos pasarían a manos de su viuda/o o sus hijos. Esta extensión se aplicaba con carácter retroactivo, de forma que los trabajos publicados en los 14 años anteriores pasaban a tener unos derechos similares.
En 1909, la gran mayoría de los países habían adoptado el Convenio de Berna dónde, instigados por Victor Hugo, se había establecido la duración del Copyright en 50 años después de la muerte del autor. Sin embargo, Estados Unidos siguió una línea un tanto discordante estableciendo 28 años de copyright, más una extensión de otros 28 años tras pedir una renovación de los derechos. Además, se establecía que solo se aplicarían estas normas a los trabajos que fueran publicados en algún medio y establecieran una nota en la publicación sobre el Copyright al que estaba sujeto la obra.
El acto de extensión del Copyright de 1976 supuso una pieza clave de la legislación norteamericana en cuanto al tema del Copyright y, aunque sería extendido posteriormente, es la base del Copyright actual en ese país. En esta extensión, el gobierno estadounidense se adhirió a la convención internacional de Berna, estableciendo para el Copyright un plazo de 50 años hasta después de la muerte del autor. Sin embargo, debido a la complicación de gestionar el copyright de esta forma, estableció diversas modalidades. Por un lado, los trabajos publicados con anterioridad a Enero de 1976, estarían protegidos durante 75 años desde su publicación, lo cuál permitía proteger a los trabajos con copyright posterior a 1909 gracias a los 28+28 años que protegía el acto de 1909. Por otra parte, los trabajos cuyo copyright recaía en corporaciones, pasaban a estar protegidos durante 75 años. La razón que se esgrimió para proteger los trabajos durante tanto tiempo es el avance en las comunicaciones, que, según el Congreso, aumentaba sustancialmente la vida comercial de la mayoría de las creaciones.
El acto de 1976 acercó a los Estados Unidos a lo establecido en la Convención de Berna, pero no sería hasta 1988 cuándo entrarían realmente dentro de este tratado gracias al acto de extensión de 1988, también calificado como el “Acto de Protección de Mickey Mouse”. Este acto fue promovido por la compañía Disney que veía peligrar el copyright de muchos de sus trabajos, en particular el de su personaje más carismático, Mickey Mouse, de ahí el sobrenombre popular. Con este acto, las obras pasaron a estar protegidas hasta 70 años después de la vida del autor, o en el caso de los registros realizados por empresas, 120 años después de la creación o 95 años después de la publicación (lo primero que ocurriera).