El Gobierno de la Incultura

Tomadura de pelo por varios motivos. Ante todo, González-Sinde no se ha ganado para nada el cargo de Ministra, de hecho comparando su currículum con el del anterior (y también detestable) Ministro de Cultura, César Antonio Molina, la diferencia es radical. González-Sinde apenas ha dirigido una película, un par de cortos, ha guionizado unas cuantas series y películas y después se ha dedicado a presidir la AACCE. Si no fuera porque Zapatero ha demostrado estar continuamente poniendo el culo al sector del Cine de este país, después de su apoyo y brutal ayuda para ganar unas elecciones que estaban más que perdidas, diría que la que tendría que haber puesto el culo, la boca, y todo lo imaginable, sería la propia González-Sinde para lograr un cargo que le queda tan sumamente grande que resulta fráncamente grotesco.
Más allá de su vida profesional, González-Sinde resulta una vergüenza como Ministra de Cultura por sus atrevidos y continuados insultos a los Internautas españoles, a los que califica de piratas sin distinción. Para esta señora (por decir algo), Internet supone un vehículo únicamente válido para la Pirateria, y el origen de todos los males del Cine español. Desde luego, las declaraciones de González-Sinde dejan a Molina como Santo, y nos debe hacer prepararnos para la peor de las pesadillas; como bien dice Enrique Dans en su blog, para ésto, ya podrían haber puesto a Teddy Bautista como Ministro de Cultura.
Esta decisión ha puesto la blogosfera, y todo lo que la rodea (Twitter, Facebook, etc.) patas arriba, habiéndose creado una plataforma para la dimisión de esta señora en Facebook en apenas unos minutos, y una cuenta en Twitter, SindePirate, donde se pide la dimisión inmediata de esta soplagaitas. Dentro de todas las críticas a esta decisión, he de resaltar la de Fernando Checa, con la que coincido en muchos puntos. La Cultura debería estar más cerca de la Educación, más cerca de los Ciudadanos, en lugar de convertirse en un ente abstracto que sirve únicamente para el regocijo de unos pocos “gafapastas” que solo saben olerse su propio culo.