Sobre las palabras de Enrique Dans acerca de Meneame

¿Desde cuándo el recuperar los niveles de tráfico, o tener más tráfico que la competencia, significa que nada ha pasado? Más allá de las repercusiones directas, para mi lo que ayer pasó en Meneame es una muestra clara del autogobierno de las comunidades online. Una rebelión del “pueblo” cansados del tremendo control del “gobierno” de Meneame. La gota que colmó el vaso fue la expulsión de uno de los miembros más influyentes de la comunidad Meneame, pero el asunto viene de largo, y la problemática es más compleja.
Tampoco es que crea que Meneame perderá su importancia a corto plazo, ni mucho menos, pero si seguirá su línea descendente en cuanto a importancia dentro de la Internet hispana, algo que lleva tiempo haciendo. Y no es algo tampoco demasiado específico de Meneame, de hecho Meneame se hace eco continuamente (y con un plazo de 1/2 años, solo hace falta ver el tema de la caza de “buries” en Digg hace 2 años, muy semejante al problema de ayer en Meneame) de la problemática que presenta Digg. A ambos servicios les pesa el control excesivo de sus administradores, y también los votos negativos, que deberían o bien no existir, o bien tener un elevado “coste” asociado a quienes lo emiten, en reflejo a cómo funciona la realidad, ya que si fuera más simple el denunciar a los demás, si no hubiera que dar explicaciones a la policia, o atenerse a las consecuencias por denuncias sin fundamento, muchos gastarían largas horas denunciando a los demás para rellenar sus aburridas vidas, algo que cláramente pasa en Meneame.
Mi conclusión de todo este asunto de Meneame es que en las comunidades online debe reinar la democracia. Los administradores de las comunidades tienen que tener un peso relativamente pequeño, y estar centrados en aspectos más técnicos que sociales o de contenidos. Imagino que tanto Galli como Benjami se replatearán el control excesivo que están imponiendo sobre su comunidad, y si eso ocurre, realmente habrá pasado algo con la “rebelión” de ayer, realmente habrá valido para algo y será uno de esos días que la comunidad recordará. Si no aceptamos dictaduras en nuestro día a día, dentro del “mundo real”, mucho menos las vamos a aceptar en el paraíso digital que representa Internet.