El chiste del año: "El pago por el contenido en Internet es irrenunciable"

Público se hace eco de las palabras de Antonio Fernández-Galiano, presidente de la Asociación Española de Editores de Diarios (AEDE), que cuando menos suenan a chiste barato. Sus palabras se encuentran en la línea de la actual disputa de Murdoch por cobrar por los contenidos online, e insta al sector de la prensa en españa a empezar a cobrar a los internautas por la información que ofrecen en la Red los diarios digitales.
Claro está que el propio Antonio Fernández-Galiano tiene grandes intereses en el sector, tanto por ser presidente de AEDE como por ser consejero delegado de Unidad Editorial (responsables de El Mundo y elmundo.es entre otros).

¿Por qué me suenan a chiste sus palabras? Voy a desgranar algunos de sus argumentos y tratar de explicar mi visión sobre el tema.

“El pago por el contenido en Internet, sin duda, es fundamental. ¿Cómo no va a cobrarse por algo que tiene un valor?”.

Solo esta frase me induce a varias reflexiones. Para empezar, ¿por qué es fundamental el pago por contenido en Internet? Curiósamente, hasta la fecha muchos de los negocios que han triunfado en Internet se sustentan en modelos de negocio que son gratuitos para el usuario, y recogiendo beneficios en el valor añadido que se aporta a las empresas (véase el caso de Google, gratuito para usuarios, que recoge beneficios de las empresas con AdWords), o bien modelos mixtos (freemium). Los medios tradicionales están acostumbrados a los modelos de negocio off-line, donde se puede cobrar por un soporte físico. Los medios tradicionales no se han adaptado al medio digital, más bien están huyendo del mundo físico forzados por la vorágine de Internet, y por el escaso valor añadido que aportan a los usuarios/consumidores. Y en esta huída, tratan de trasponer su modelo del “mundo físico” a un mundo digital donde, por un lado, las reglas son distintas, y por otro no pueden ejercer la misma presión al no existir prácticamente barreras de entrada para montar un medio de comunicación online (al menos comparadas con las que existen en el mundo “real”).

Por otro lado, el propio Antonio lo deja claro con su frase: “¿cómo no va a cobrarse por algo que aporta valor al usuario?”. Y la principal reflexión que deberían hacerse los medios tradicionales es si realmente están aportando valor al usuario. Las líneas editoriales de estos medios están excesivamente marcadas y no proporcionan ni información objetiva, ni información de primera mano. Los medios tradicionales se han acomodado y apenas existe el periodismo de calidad y/o investigación; los medios se han acostumbrado a hacerse eco de los comunicados de agencias como EFE, al más puro estilo ReTweet del mundo digital. ¿Realmente aporta valor a los usuarios que se reenvíe información generada por terceros? ¿Realmente aportan valor reportajes que no están contrastados y presentan claros y graves errores? ¿De qué le sirve al usuario leer noticias que ya ha leído en muchos otros medios digitales con anterioridad?

“Se puede mantener informado al ciudadano de una manera mucho más superficial, mantener una línea caliente de información inmediata y actualizada como servicio gratuito, que es compatible con el cobro de un contenido mucho más elaborado”

Al menos parece que hasta los propios medios tradicionales se dan cuenta de las bonanzas de modelos de negocio que han triunfado en el mundo digital, como el modelo freemium. Aún así, queda determinar si los medios tradicionales son capaces de ofrecer estos contenidos “de calidad” y más elaborados. A día de hoy ya han surgido muchos medios digitales independientes, ya bien sea en forma de diarios online, como en forma de blogs, que son capaces de ofrecer información elaborada y de calidad, y encima segmentada por intereses. Si los medios tradicionales quieren competir en este segmento, deben ser capaces de cubrir nichos más específicos y con noticias mucho más elaboradas, rescatando los ideales del periodismo que muchos han dejado escondidos en un rincón, acumulando polvo.
“Existen problemas en el sector que requieren interenciones profundas [por el Gobierno]”

Y es que quien no llora no mama, está claro, pero esta postura me resulta muy similar a la de las discográficas, o la de la industria del cine en España. Cuando las cosas no van bien, la culpa es de los consumidores, y el Gobierno tiene que ayudar al sector para sacar a las empresas del pozo sin fondo donde los han metido los ciudadanos. Y las cosas no son así, “this is business”, y hay que sacarse las castañas del fuego para sobrevivir. Muchos medios tradicionales han despilfarrado muchísimo dinero estos últimos años, especialmente tratando de adaptar lo digital a ellos, en lugar de tratarse de adaptar a lo digital. ¿Y quién tiene la culpa aquí?, pues evidentemente las empresas, con su falta de visión y adaptabilidad, y son precisamente ellos quiénes tienen que pagar. Que se adapten rápido, que se dejen de sueldazos en las cúpulas directivas, y que escuchen las necesidades de los consumidores, que son sus clientes, y como bien reza el dicho, “el ciente siempre tiene la razón”.

Y con todo esto no digo que todo en Internet tenga que ser gratuito, ni mucho menos. Personalmente ya pago por algunos servicios que considero de gran valor añadido, como pueda ser Flickr para gestionar mi abundante colección de fotos, o respositorios de software distribuido (CodeBaseHQ), etc. Sin embargo Internet ofrece un ámplio abanico de posibilidades, y si puedo obtener un servicio gratuito que se encuentra al mismo nivel de calidad (o al 95%) que otro medio de pago, como persona con medio dedo de frente que soy, no pagaré y utilizaré ese dinero para cosas que me aporten más valor. Y es que el usuario no está en contra de la cultura, ni del periodismo. El usuario está en contra de que le tomen el pelo constántemente y lo traten como a un gilipollas. Y es que, como bien decía un buen amigo, “uno es tonto, pero no gilipollas”.