Talento
(Del lat. talentum, y este del gr. τάλαντον, plato de la balanza, peso).
1. m. inteligencia (‖ capacidad de entender).
2. m. aptitud (‖ capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación).
3. m. Persona inteligente o apta para determinada ocupación.
4. m. Moneda de cuenta de los griegos y de los romanos.
La verdad que uno no tendría que comenzar un post en el que se habla del “talento” definiendo el término en cuestión, pero vivimos en un país tan falto del reconocimiento del talento que uno ya se piensa si nuestro diccionario sigue manteniendo su definición o si la definición de talento que tenemos en nuestras cabezas es una reminiscencia de un pasado que nunca existió.
Y no es que en España falte el talento, de hecho nada más alejado de la realidad. Pero el talento en este país es víctima de un maltrato continuado, por parte tanto de políticos como de dirigentes de empresas y organizaciones. Somos un país donde reina la mediocridad y los ideales confusos. Se nos llena la boca con términos como innovación, I+D, igualdad, igualdad de oportunidades, apoyo a la creación de empresas, etc. Pero no somos capaces de llevar a la práctica porque el talento da miedo a los que nos dirigen, mediocres atemorizados incapaces de ver más allá de sus narices.
Nuestros dirigentes están autoconvencidos de que “jugamos entre los grandes“, pero la realidad es muy distinta, y no solo porque los “jugadores importantes” pasen totalmente de nosotros, si no porque los datos lo demuestran:
- Si bien hay muchos estudios que dejan patente que el porcentaje del PIB invertido en investigación resulta crucial para la competitividad de los países, España se encuentra a la cola en este aspecto entre los países desarrollados, invirtiendo únicamente el 1,35% del PIB en comparación con el 1,9% de la media Europea y los más de 3,7% de países como Suecia y Finlandia.
- La crisis económica nos ha hecho especial mella, y mientras otros países Europeos como Alemania o Francia ya parecen remontar, nosotros seguimos enfangados en una crisis que, por mucho que se hayan tratado de autoconvencer nuestros dirigentes, es mucho más que una mera burbuja inmobiliaria.
- Si bien de España salen investigadores de primera línea, éstos se ven forzados a emigrar a otros países escapando de un sistema incapaz de aprovechar el talento, y donde la mala gestión y la corrupción inherente en el sistema no permiten que los, ya de por si escasos, recursos se destinen a financiar investigaciones de calidad.
- A otros niveles técnicos, también se puede ver cómo muchos españoles han de emigrar para tener éxito. Por ejemplo, el caso de los 12 españoles que triunfan en Pixar, un número muy elevado en comparación con el tamaño de la industria de animación española, y que si se hubieran quedado en España apenas habrían tenido oportunidades.
- Si bien son las empresas privadas las que pueden exportar a otros países (tecnologías, bienes o servicio), vivimos en un país de funcionarios (más del 14% de la población activa) y de parados (casi un 20% de la población activa). Sin tener en cuenta otras “peculiaridades” españolas como el PER, estos datos significan que 1 de cada 3 españoles en edad de trabajar no contribuyen directamente a la economía real del país.
Y mientras el talento español ha de emigrar al extranjero para poder triunfar, nos dedicamos a subvencionar las pajas mentales de unos pocos mediocres que no tienen otra que quedarse en el país, ya bien sea dentro de la investigación, o en otros campos muy diversos como la música y el cine, sacando cada vez leyes más ridículas para que los mediocres amiguitos de nuestros dirigentes puedan disfrutar de su “lindo país”. Por otro lado, seguimos fomentando el despilfarro y el acomodamiento de los mediocres, con vacaciones pagadas de alguna forma u otra a nuestros funcionarios, ya de por si costosos para el global de la sociedad.
Por todo esto, y muchas otras cosas más, me maravillo al ver algunos titulares al otro lado del charco, como la preocupación en Silicon Valley por no ser capaces de atraer tanto talento extranjero como hace unos años. Preocupación que les ha llevado a proponer medidas como la StartUp Visa que trata de atraer a emprendedores extranjeros que sean capaces de crear empleo y contribuir al desarrollo de la economía de los Estados Unidos. En España apenas podemos retener el talento que generamos, y mucho menos se nos ocurre tratar de “importar el talento”, porque ¿para qué necesitamos el talento si con que nuestros dirigentes se crean que somos el ombligo del mundo ya están todos los problemas resueltos?